Si no lo quieres llamar mítico, llámalo al menos original y llamativo. Y es que el Dodge Viper no llegó a cumplir los 30 años en la industria automovilística, aunque estuvo muy cerca de hacerlo.
Este detalle no quita que sea un deportivo con mucho tirón entre los amantes de los coches, que tuvieron que verlo morir en 2017, año en el que su fábrica echó el cierre definitivo.
Su primer generación llegó en el año 1991 y, desde entonces, como norteamericano de pura cepa, el modelo de la firma de la víbora poco o nada se ha dejado ver por Europa... y mucho menos en España.
Lo que hay que reconocer es que con este vehículo de altas prestaciones nunca hubo dudas, mecánicamente hablando. Su propulsor V10 de gasolina, con un cubicaje siempre en torno a los 8,0 litros, se mantuvo intacto hasta el cese de su fabricación.
Como es lógico y normal, este motor necesitaba un gran espacio en el que cobijarse, lo que confería al Viper una afilada y alargada parte delantera, acompañada por un estilo similar en el diseño de toda su carrocería.
En el caso de las unidades que puedes ver en este vídeo, encontramos un Dodge Viper SRT-10 de tercera generación (de color negro), frente a un Viper GTS (el blanco) de su quinta etapa de vida. Por sus periodos de fabricación, estaríamos hablando de la posibilidad de que haya hasta 10 años de diferencia entre uno y otro.
Encerrados bajo el capó, tenemos, por un lado, al SRT-10 con el motor V10 de 8,3 litros de cubicaje y una potencia de 520 CV. Por el otro, al flamante GTS de color blanco, que incorpora el corazón V10, pero en este caso, cubicando 8,4 litros y ofreciendo una potencia de 650 CV.
Fiel a su estilo deportivo, en ambos casos encontramos un cambio manual de seis velocidades, que envía toda la potencia al eje trasero, una de las tradiciones con las que también murió el Viper.
¡Larga vida al Dodge Viper y que gane el mejor!