Alfa Romeo 164 ProCar
Este 164 tan especial nació en los años 80, para disputar una competición paralela a la F1, la Formula S, al más puro estilo de la exitosa BMW M1 Procar Series.
Equipaba el motor que la propia marca desarrolló para la escudería Ligier, pero que no llegó a competir: un V10, con más de 600 CV, que le permitía acelerar de 0 a 100 en menos de 2,5 segundos.
BMW M5 E60
Aunque no llegó a hacerse con un título mundial, la última etapa de BMW en la F1, entre 2000 y 2009, como Williams BMW y BMW Sauber, fue bastante fructífera.
También fuera de los circuitos, como demuestra el BMW M5 E60 de 2005, que contaba con un propulsor V10, derivado del que empleaba el monoplaza de competición (que pasaba por ser de los más poderosos de la parrilla, por cierto).
Eso sí, aunque la potencia era algo más moderada, 507 CV, sus prestaciones resultaban sobresalientes: 250 km/h de velocidad máxima y unos 4,5 segundos en el 0 a 100. El M6 de la época también disfrutó de tan excelso propulsor.
Ferrari Dino 206 GT
El caso de este Ferrari es un tanto especial... y por eso merece estar en el listado. Ya que, lejos de emplear un motor de F1, como hacen el resto de integrantes de la lista, estrenó el propulsor que empezaron a utilizar los monoplazas de Ferrari en la Fórmula 2, en 1968. Temporada en la que algunos de sus pilotos eran Jackie Ickx, Derek Bell y Chris Amon.
Estrenado en 1967, en esencia, se trataba de un bloque atmosférico de gasolina, con arquitectura V6 y 2,0 litros de cilindrada, que entregaba 180 CV de potencia.
Ferrari F50
Nacido para celebrar el 50 aniversario de la marca, puede que sea lo más parecido a un F1 que la firma italiana haya puesto a la venta.
¿El gran culpable? El propulsor 4.7 V12, de 520 CV, derivado del que empleaba el monoplaza 640 (oF1-89), del año 1989, pilotado por Nigell Mansell y Gerhard Berger.
Tan solo se ensamblaron 349 unidades.
Ford Transit Supervan 2
Nos hubiera gustado incluir en este listado a la Transit Supervan 1, de 1971, pero técnicamente no ha sido posible, ya que no optaba por un motor de F1, sino por el de un ganador de las 24 Horas de Le Mans: el GT40.
Sin embargo, su sucesora, nacida en 1984, sí que pasa el corte, gracias al motor Cosworth 3.9 DFL, derivado del DFV de F1, que alcanzaba casi 600 CV. De este modo, no es de extrañar que pudiera superar los 300 km/h...
Ford Transit Supervan 3
La última entrega de la Transit más rápida del mundo (al menos, hasta ahora) nació en 1994, temporada en la que Ford motorizaba, por ejemplo, al equipo Benetton, con el que Michael Schumacher se proclamaría campeón del mundo.
Por eso, no es de extrañar que optara por un propulsor V8 Cosworth, de 3,5 litros de cilindrada y 730 CV de potencia, asociado a una caja de cambios secuencial de seis marchas. Actualmente, vive en un museo y cuenta con un motor V6, más sencillo y económico de mantener.
Mercedes-AMG ONE
La era híbrida de la F1, que dio comienzo en 2014, está siendo dominada con solvencia por Mercedes-AMG, con cuatro títulos para Lewis Hamilton, uno para Nico Rosberg y cinco de constructores para la escudería.
Para celebrarlo, en el salón de Frankfurt 2017, la firma de la estrella presentó un hiperdeportivo, con un sistema de propulsión híbrido inspirado en el del monoplaza: un propulsor de gasolina 1.6 V6 turboalimentado, similar al empleado por el Mercedes AMG W06, asociado con cuatro propulsores eléctricos.
Por supuesto, el conjunto cuenta con ciertas modificaciones, de cara a asegurar la fiabilidad. ¿Su potencia? Más de 1.000 CV...
Porsche Carrera GT
El caso del Porsche Carrera GT es el mejor ejemplo de cómo reconducir (o al menos aprovechar) una situación totalmente catastrófica.
Pongámonos en antecedentes. En 1991, Porsche desarrolló un motor de F1 para el equipo Footwork Arrows. Un V12, para más señas. Sin embargo, el proyecto fue tan problemático como efímero: problemas de diseño, roturas, malos resultados... y el equipo cambió a un bloque Cosworth de cara a la séptima carrera del año.
¿La buena noticia? Sobre esa base, Porsche empezó a crear un V10 para la temporada siguiente, pero nunca se llegó a emplear en la F1. Sí en Le Mans, a finales de los 90, y en un coche de calle, que llegó en 2004: el Carrera GT. En el biplaza, el 5.7 V10 entregaba 612 CV de potencia. Poca broma...
Renault Espace F1 Concept
Para celebrar el décimo aniversario del Espace, Renault se decidió a crear este prototipo, en colaboración con Matra, que se convirtió en el monovolumen más rápido del mundo.
El donante fue el Williams-Renault FW15C, campeón del mundo de F1 en 1993, que aportaba un motor V10 potenciado hasta los 820 CV. Asociado a una ligera carrocería de carbono, era capaz de alcanzar los 312,2 km/h y de acelerar de 0 a 100 en apenas 2,8 segundos.
Actualmente, puedes verlo en directo en el Museo Matra, en Francia.
Yamaha ox99-11
Yamaha suministró motores a distintos equipos de la parrilla, como Zakspeed, Tyrrel, Arrows, Jordan y Brabham, a finales de los 80 y comienzos de los 90.
De esa etapa nace el propulsor OX99 V12, de 3,5 litros, que se empleó en el ox99-11, un interesante proyecto que nació con fuerza... pero naufragó por motivos económicos.
Una auténtica pena, ya que el ligero deportivo japonés anunciaba algo más de 400 CV de potencia y un régimen de giro del motor de 10.000 rpm.