No sé si te pasa a ti, pero a nosotros ya no nos llama especialmente la atención cruzarnos por la calle con un Audi Q7, un BMW X5 o un Mercedes-Benz GLE. Quizá por eso estas tres marcas crearon los Q8, X6 y GLE Coupé... En cambio, circular con el Ford Explorer PHEV AWD ST-Line supone acaparar miradas como si de un superdeportivo se tratara.
Este coche puede presumir de ser uno de los pocos SUV generalistas de gran tamaño que hay en el mercado. Pero llamarle así, "generalista", es desmerecer el buque insignia de Ford, que viene equipado con todo lo que la marca del óvalo dispone en términos de confort, seguridad y tecnología.
Por supuesto, el Explorer es muy conocido en el continente americano, aunque aquí se quedará en un modelo de nicho, en una representación de todo lo que Ford puede dar a un cliente con las máximas exigencias. Por supuesto, la exclusividad está más que garantizada, pues rara vez te vas a encontrar con alguno.
Lamentablemente, este coche no se vende con un motor turbodiésel, que sería la opción más políticamente incorrecta, pero también la más lógica y cabal. A cambio, cuenta con un sistema híbrido enchufable para que los consumos no sean tan disparatados como con un propulsor de gasolina convencional.
Luego hablaremos de este tren motriz, que viene junto a la etiqueta 0 de la DGT, pero antes déjame decirte que este coche mide 5,06 metros de longitud y ofrece siete plazas de serie, todas ellas formadas por asientos individuales y con espacio suficiente para adultos. Sí, las dos últimas no están limitadas para niños, como suele ser la norma. Un dato a tener en cuenta...
El maletero varía entre los 240 litros con el aforo lleno y los 2.274 con las dos últimas filas abatidas. En esta posición, la superficie de carga es totalmente plana. Como estás viendo, el Explorer suma argumentos propios de un monovolumen. En el caso de viajar con cinco ocupantes, hay 635 litros para las maletas.
Una vez comprobada la versatilidad del modelo, queremos detenernos en lo que ofrece de serie el acabado ST-Line. Bueno, mejor dicho, en lo más destacado, porque si enunciáramos todo, me saldría un párrafo digno de algún versículo de la Biblia.
De fábrica, el coche sale con climatizador trizona, instrumentación digital configurable, navegador, llantas de aleación de 20 pulgadas, cargador inalámbrico para el teléfono móvil, tapicería de cuero, sistema multimedia SYNC 3 con pantalla de 10,1 pulgadas, techo panorámico, conducción semiautónoma Co-Pilot 360, asientos delanteros con ventilación, calefacción y regulación eléctrica, persianas solares en las ventanillas, conexión wifi, equipo de sonido B&O...
A modo de resumen escueto, lo único opcional es la pintura. Te invito a que repases a conciencia la galería de fotos adjunta para que veas en detalle todo lo que lleva este coche.
Entre lo que 'no se ve', hay que citar el control de velocidad de crucero inteligente, con función Stop&Go, sistema de frenada de emergencia automática, con detección de peatones y ciclistas, reconocimiento de señales de tráfico y aparcamiento automático Active Park Assist 2.
En general, la calidad percibida en el interior es elevada, aunque no tanto como en los contrincantes germanos. Tampoco es que no llevásemos una sorpresa al respecto, no obstante no podemos calificarlo como un punto débil del Explorer.
El sistema de propulsión del Ford Explorer PHEV AWD ST-Line 2021 está conformado por un motor turbo de gasolina 3.0 V6 EcoBoost, con 363 CV y 555 Nm, que trabaja asociado a un propulsor eléctrico de 100 CV, dispuesto también en posición delantera.
En conjunto, este esquema desarrolla 457 CV y nada menos que 825 Nm. El sistema de tracción total 4WD distribuye de forma variable la fuerza mecánica entre ambos ejes, aunque el coche canaliza toda la fuerza al tren trasero cuando no hay una necesidad extra de motricidad.
La transmisión es la conocida automática con convertidor de par y diez velocidades de la casa, que ofrece un programa secuencial a través de las levas situadas detrás del volante. A pesar del elevado número de marchas, no se producen constantes cambios de relaciones, o al menos no se perciben, algo que resultaría desagradable durante la conducción.
La batería tiene 13,6 kWh de capacidad (10,3 netos) y garantiza 43 kilómetros de autonomía eléctrica. Puede recargarse a un máximo de 3,6 kW, lo que supone 4,3 horas para que esté lista. No es un tiempo especialmente bajo entre los híbridos enchufables, pues algunos tardan 2,5 horas en estar cargados.
Lo que sí es destacable en el Ford Explorer es la cantidad de programas de conducción disponibles: Eco, Normal, Deportivo, Resbaladizo, Pista, Nieve e incluso uno para remolcar carga. Desde luego, todas las situaciones posibles durante la conducción están integradas en estos modos.
Por supuesto, el coche se puede conducir como un eléctrico puro, pulsando el botón EV, y además es posible mantener la carga de la batería o regenerarla en movimiento, en función de las necesidades puntuales del conductor, con los programas EV Later y EV Charge.
En nuestra prueba, decidimos viajar siempre en modo híbrido, mezclando el funcionamiento de los dos motores. Hasta que tuvimos carga, el Explorer marcó un consumo de 3,5 litros cada 100 kilómetros, mientras que sin ella, tras resetear el ordenador de a bordo, obtuvimos 10,4 litros en un recorrido principalmente interurbano.
Nos parecen cifras acordes al tipo de modelo que es. En otros modelos de la competencia, hemos visto registros incluso mayores, así que nada que objetar... salvo lamentar la no inclusión de un motor turbodiésel. Perdón por ser insistentes con el tema.
Créenos que, a pesar de las más de 2,3 toneladas de peso, cuando dispones de los 457 CV y los 825 Nm, la aceleración es sensacional. Adelantar en un santiamén es un ejercicio que se puede realizar de forma sorprendente. Es más, el paso de 0 a 100 km/h es de tan solo 6,0 segundos, así que con ese dato ya puedes imaginar lo que empuja el sistema PHEV en plenas facultades.
Además, el coche se defiende mucho mejor de lo que esperaba en curvas, gracias a una suspensión más bien firme, que no va muy en detrimento del confort general en vías principales. Efectivamente, el Explorer responde a nuestras órdenes con bastante obediencia, por lo que no se le puede calificar como un vehículo torpe, ni mucho menos, a pesar de la elevada masa con la que hay que lidiar. Eso sí, hay que frenar un poco antes que con un turismo para llegar al giro a la velocidad adecuada (y así, de paso, recargamos la batería).
No obstante, las sensaciones más placenteras se obtienen no solo acelerando sin piedad, sino sumando kilómetros con bastante comodidad y sin que aparezca el cansancio, gracias a un interior bien aislado. Todo, rodeado de miradas por parte de otros conductores, que se preguntan qué clase de Ford es ese.
A cambio de vivir estas experiencias, hay que desembolsar 79.411 euros. Vale, acepto que chirría pagar tanto por un Ford, ya que, efectivamente, no es un vehículo tan refinado ni con tanta calidad como sus rivales germanos, pero si lo que quieres es tener un SUV llamativo, amplio, potente y cargado de equipamiento, te aseguro que no te equivocarás al plantearte su compra.
Es más, por su rareza y su hibridación (puedes entrar 'hasta la cocina' en las ciudades), quizá su devaluación futura sea baja en España. Como suele decirse en muchas redacciones, dale una vuelta al tema...
Ford Explorer PHEV AWD ST-Line