Todos los coches tienen una vida útil limitada. Algunos dan un servicio encomiable, y a todos nos vienen a la cabeza vehículos como el mítico Citroën C15 o los Peugeot 406 de los taxistas. 

Otros no tienen tanta salud, ya que el kilometraje no miente. Sin embargo, cuando un coche cuenta por cientos de miles sus kilómetros, como se dice coloquialmente, ha salido bueno. Es el caso de este Tesla Model S.

La marca estadounidense fue una de las primeras que se adentró en el mundo de los coches eléctricos, ganándose las críticas de muchos escépticos. La mayor parte de esos comentarios estaban relacionados con la autonomía, aunque otros se centraban en la vida del vehículo.

Tesla decidió ponerse manos a la obra y así se ha conseguido que este Model S 75D del año 2018 haya recorrido un total de 400.000 kilómetros en Australia. La hazaña es aún más grande, ya que ha conservado sus frenos originales, aunque la mayoría de los viajes se hicieron en autopista, donde el pedal del freno se usa en contadas ocasiones.

A lo largo de estos años, el dueño del coche afirma que ha gastado menos de 5.000 dólares (4.235 euros al cambio actual) en el mantenimiento del Model S. Los únicos elementos que no son de fábrica son una maneta de la puerta, el compresor de aire acondicionado (cambiado a los 300.000 km), una cámara (210.000 km) y los ejes de transmisión (360.000 km).

En cuanto a la batería, su autonomía original era de 379 kilómetros, mientras que ahora está en 343 kilómetros, lo que significa que ha perdido en torno al 9% de su efectividad.

El propietario del vehículo en cuestión, satisfecho con el rendimiento de su Model S, ya ha realizado un pedido del Model S Plaid, que ofrece una autonomía de más de 600 kilómetros y 1.020 CV de potencia.

A pesar de ser un coche muy curioso, por su alto kilometraje con casi todas las piezas originales, hay que recordar que no es el récord del fabricante. Un estadounidense pudo completar 1,2 millones de kilómetros con su coche eléctrico, estableciendo así la mejor marca de Tesla.