Que los grandes equipos de Fórmula 1 vendan sus monoplazas 'jubilados' a adinerados clientes privados es algo que, hoy en día, resulta bastante habitual. Pero utilizar coches de F1 para un uso particular es excesivamente caro y, además, aunque te pertenezca, apenas podrás hacer unos cientos de kilómetros al año.
La firma británica TDF (de 'Tour de Force') tiene la solución para este problema. El llamado TDF-1 es un monoplaza actual de Fórmula 1, basado en un chasis monocasco de carbono de Marussia o Sauber, pero adaptado para ser mucho más asequible de utilizar y mantener, menos delicado, y para no necesitar un ejército de mecánicos simplemente para arrancar el motor.
Esta compañía, formada por exingenieros de equipos de F1 como Renault, Mercedes-AMG, Williams o Marussia, está especializada en la restauración y mantenimiento de todo tipo de monoplazas de Fórmula 1, incluidos históricos, tanto para equipos como para clientes privados.
Un Fórmula 1 más utilizable y asequible
En esencia, el TDF-1 utiliza la base de los monoplazas de F1 de Marussia (MVR02 de 2011) o Sauber (C31 de 2012), incluida la suspensión, pero se sustituyen un sinfín de componentes mecánicos cuya vida útil es muy corta, por otros más convencionales.
El motor, por ejemplo, no es el original, sino un bloque de 1,7 litros, turbo, con cuatro cilindros, que ofrece 608 CV a 9.000 rpm (el 90% de la potencia del F1 original) pero, sobre todo, un par motor mucho mayor y en un rango de vueltas mucho más amplio, aspecto en el que el propulsor original atmosférico de 2,4 litros no brilla precisamente.
Además, la caja de cambios (fabricada en magnesio y fibra de carbono, más duradera que la de F1) es semiautomática de seis relaciones, mientras que el embrague multidisco lo firma AP Racing.

El resultado es un monoplaza que ofrece el 95% de las prestaciones en circuito de su equivalente de Fórmula 1, capaz de generar hasta 4 G de fuerza lateral en curvas de gran velocidad (hasta 4,5 G en frenadas), acelerar de 0 a 100 km/h en menos de 2,0 segundos o alcanzar más de 322 km/h.
Además, pesa 600 kilogramos, por lo que tiene una relación entre peso y potencia de 0,99 kg/CV. No obstante, el sistema de propulsión es muchísimo más fiable y no requiere de un mantenimiento ni tan caro ni frecuente. La revisión, de hecho, es una vez al año o cada 3.000 kilómetros.
Los neumáticos, por ejemplo, los fabrica Pirelli, que ofrece blandos, medios, duros y de lluvia, aunque las llantas de 13 pulgadas las fabrica O.Z. Racing específicamente para el TDF-1.
La suspensión, por su parte, incorpora amortiguadores Öhlins ajustables, mientras que el equipo de frenos consta de discos Hitco de carbono, pinzas Brembo de cuatro pistones y pastillas AP Racing, también de carbono.

Los mandos del volante, por ejemplo, también se han rediseñado para ofrecer una menor complejidad de cara al piloto, aunque el coche mantiene la aerodinámica del F1 y sistemas como el DRS (Drag Reduction System), que además está mejorado para funcionar de forma manual o automática. Además, el coche se puede arrancar presionando un botón, sin necesidad de un arrancador externo ni de mecánicos.
Y, cómo no, la compra incluye un curso de pilotaje, al tiempo que la compañía ofrece la posibilidad de una puesta a punto personalizada para el cliente. TDF también organiza eventos de conducción en circuitos de la talla de Paul Ricard o Montmeló.