Primero el ABS, luego el control de tracción
En 1983, los investigadores de BOSCH comenzaron a desarrollar los primeros sistemas para mejorar la estabilidad de un vehículo, tras el lanzamiento del ABS (sistema antibloqueo de frenada) en 1978. Utilizando los mismos sensores y actuadores, los ingenieros trabajaron en nuevos mecanismos para controlar el deslizamiento de las ruedas, incluso durante las aceleraciones, con el control de tracción ASR (Anti-Slip Regulation).
Lanzamiento del ESP en 1995
En el año 1992, los ingenieros de BOSCH trabajaron junto a los de Daimler en el centro especializado de Schwieberdingen, en Alemania. Tras los primeros prototipos, se inició un proceso de industrialización, que llevaría a la producción en serie de este sistema en apenas 36 meses. Fue en mayo de 1995 cuando debutó el ESP, en el Mercedes-Benz Clase S Coupé, y en septiembre, en la berlina. Por entonces, se incluía de serie en la versión con motor V12.
El Mercedes-Benz Clase A en la prueba del alce
Además de por su tracción delantera, el Mercedes-Benz Clase A original pasó a la historia en 1997 e hizo famoso, de paso, al sistema ESP. El modelo volcó durante la prueba del alce, una maniobra de esquiva que simula la evasión de un obstáculo, que desde entonces es conocida en todo el mundo.
Seguridad, sin renunciar a la diversión
A menudo, aquellos que se creen conductores muy experimentados, buscan inmediatamente el botón para desconectar el ESP, pero lo cierto es que actualmente hay modos de conducción (Sport, Race... según la marca) que dan mucha libertad y permiten cierto juego de la zaga, si bien están diseñados para evitar una pérdida total del control del vehículo.
La generalización de la seguridad
En el año 2003, BOSCH alcanzó la cifra de 10 millones de sistemas ESP fabricados, gracias a su implementación en un número creciente de modelos populares, como las berlinas, muy exitosas por entonces. Este sistema ha contribuido enormemente a la mejora de la seguridad vial, ya que puede evitar hasta el 80% de los accidentes causados por la pérdida de estabilidad de un vehículo.
Con todo tipo de sistemas de tracción
El control electrónico de estabilidad también ha contribuido a concienciar a los conductores. A pesar de la evolución de los neumáticos (en particular los de invierno), el ESP ha permitido que comprendamos que incluso un automóvil de altas prestaciones, así como con tracción a las cuatro ruedas, puede superar su límite de adherencia ante una maniobra de emergencia. Así pues, al ser cada vez un sistema más familiar, ha hecho que los conductores sean más conscientes.
Un elemento obligatorio
Desde finales del año 2011, el control de estabilidad es obligatorio en la Unión Europea para todos los coches nuevos. Y no solo en turismos, sino también en vehículos comerciales o pick-up. Además, desde el 1 de noviembre de 2014, la obligación se amplió a todos los turismos y comerciales matriculados.
A la vista de la reducción de accidentes en Europa, otros países han adoptado también la obligatoriedad del ESP, como Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Japón, Rusia, Corea del Sur o Estados Unidos, entre muchos otros.
El banco de pruebas de la seguridad
En la tierra de los alces, y más concretamente en la ciudad de Arjeplog (Laponia sueca), cientos de ingenieros y pilotos probadores, de casi todos los fabricantes de automóviles y neumáticos, trabajan cada invierno en el desarrollo de sistemas de seguridad activa, como el ESP.
El centro de pruebas de BOSCH, instalado allí desde 2003, a 80 kilómetros del Circulo Polar Ártico, cuenta con todo tipo de pistas, circuitos y rutas de prueba, donde se ponen a punto prototipos de toda índole.
Hacia un futuro con cero accidentes
Además de proporcionar la base fundamental sobre la que se están desarrollando los futuros sistemas de conducción autónoma, el ESP ha sido una referencia y fuente de inspiración para todo tipo de ayudas y asistentes a la conducción, diseñados también por BOSCH, a menudo en su centro de Boxberg, en Alemania.
Entre ellos, destacan el reconocimiento de señales de tráfico, el asistente de mantenimiento de carril o la frenada automática de emergencia. El objetivo final es lograr automóviles que puedan alcanzar el objetivo de prevenir accidentes mortales y reducir a cero los siniestros viales.