Bugatti Veyron 16.4
Apareció en 2005 y, por aquel entonces, a su lado, cualquier Ferrari parecía un coche lento. No es de extrañar, ya que este superdeportivo equipa un motor central trasero, de 8,0 litros de cilindrada, 16 cilindros en W y cuatro turbocompresores.
¿Prestaciones? Sus 1.001 CV de potencia le permitían pasar de 0 a 100 km/h en 2,5 segundos, alcanzar 300 km/h en apenas 15,0 segundos y registrar 407 km/h de velocidad máxima. Su versión Super Sport (en la foto superior) incrementaba la potencia hasta los 1.200 CV y la velocidad máxima hasta los 431 km/h.
Esos datos han provocado que, para muchos expertos, el Bugatti Veyron sea el mejor coche en lo que va de siglo XXI.
Ferrari F40
A finales de los años 80, Enzo Ferrari encargó a sus ingenieros que construyeran el mejor coche del mundo y el resultado fue uno de los supercoches más célebres de todos los tiempos: el Ferrari F40, del que se fabricaron 1.311 unidades.
Un modelo que pesaba únicamente 1.100 kilos y que estaba dotado de un propulsor V8 de 2.933 cm3, en posición central trasera, con dos turbos IHI, que le permitían ofrecer 478 CV a 7.000 rpm.
Aunque son cifras superadas por los deportivos actuales, quienes lo han conducido aseguran que la brutalidad de este motor biturbo era digna de ser recordada.
En cualquier caso, teniendo en cuenta que apareció en 1987, su aceleración de 0 a 100 km/h en 4,1 segundos y sus 324 km/h de velocidad máxima pueden considerarse estratosféricos. Por su puesto, para aligerarlo al máximo, se eliminaron todos los elementos ‘superfluos’, como el ABS, el equipo de audio o los tiradores de las puertas.
Honda NSX
El Honda NSX es el referente entre los coches japoneses de los años 90. Y es que, este superdeportivo, en cuya puesta a punto colaboró el mismísimo Aryton Senna, fue el primer modelo oriental capaz de ofrecer unas prestaciones similares a las de un Ferrari... con una fiabilidad muy superior a la de los modelos de la marca italiana.
Para ello, este Honda empleaba un chasis de aluminio, de tan solo 208 kilos (para diseñarlo la marca japonesa recurrió al superordenador Crazy), así como un propulsor atmosférico de gasolina, 3.0 V6 VTEC, en posición central, que desarrollaba 270 CV y era capaz de impulsar al Honda NSX, de 0 a 100 km/h en apenas 5,0 segundos.
Tal vez te parezca que 270 CV son pocos, pero con un reparto de pesos casi perfecto y una relación peso potencia de 5,2 CV, el Honda NSX está considerado uno de los superdeportivos más perfectos de la historia… y uno de los más placenteros de conducir.
Aparecido en 1990, sufrió un restyling en 1997, en el que adaptó una mecánica de 3,2 litros y 290 CV y, en 2002, recibió un último restyling en el que perdió los faros emergentes, pero a cambio, estreno una suspensión mucho más efectiva. Finalmente, en 2005, cesó su producción.
Lamborghini Miura
En los años 60, un fabricante de tractores decidió enfrentarse a Ferrari... y salió victorioso gracias a uno de los deportivos más afamados de la historia: el Lamborghini Miura.
Para muchos, el Lamborghini Miura es el primer superdeportivo de la historia. Estaba impulsado por un propulsor V12, de 3,9 litros, en posición central-trasera, con 350 CV... que fue incrementando su potencia hasta llegar a los 440 CV del P400 Jota de 1970. En 1973, terminó la producción de este modelo, al que sustituyó el icónico Countach.
Maserati MC12
Desde el punto de vista mecánico, el Maserati MC12 era un primo lejano del Ferrari Enzo, del que deriva su propulsor 6.0 V12, de 630 CV. Combinado con un peso de 1.335 kilos, convertían a este italiano en uno de los coches más rápidos del mundo, cuando apareció en 2004. A ello también contribuía una carrocería, de casi 5,0 metros de largo, y dotada de un gran alerón trasero fijo, para mejorar la aerodinámica.
En realidad, este Maserati nació para homologar el MC12 GT1 de competición, que participaba en el campeonato de GT de la FIA. En total, se fabricaron 50 ejemplares y, cada uno de ellos, tuvo un precio superior a los 600.000 euros.
McLaren F1
Entre 1992 y 1998, se comercializó el que, para muchos, es el mejor coche de todos los tiempos: el McLaren F1. Hoy en día, sigue siendo el automóvil con motor atmosférico más rápido de la historia... y uno de los más cotizados, teniendo en cuenta que su valor superaría los 10 millones de euros en una subasta.
Curiosamente, mientras Gordon Murray esperaba un avión, comenzó a diseñar un boceto de un superdeportivo con tres plazas (el conductor iba sentado en el centro), que debería cumplir dos requisitos imprescindibles: pesar menos de 1.000 kilos y superar los 550 CV. Esos bocetos, finalmente, se convirtieron en el McLaren F1.
De reducir el peso, se encargó un chasis fabricado en fibra de carbono y kevlar. De impulsarlo, un propulsor 6.0 V12 de origen BMW, que desarrollaba 630 CV a 7.400 rpm y 650 Nm de par máximo, asociado a una caja de cambios manual de seis velocidades. Gracias a esta dupla, alcanzaba 370 km/h y pasaba de 0 a 100 en 3,2 segundos. Tan solo se fabricaron 106 unidades, de las que sobreviven algo menos de un centenar.
Mercedes-Benz 300 SL Gullwing
Este Mercedes-Benz, se fabricó entre 1954 y 1963 y ha pasado a la historia por sus peculiares puertas de tipo 'alas de gaviota'... y porque sus prestaciones solo estaban al alcance de los coches de competición de la época.
Su motor de gasolina, con seis cilindros y 245 CV, le permitía alcanzar los 100 km/h, partiendo desde parado, en 8,2 segundos y una velocidad máxima de 245 km/h. ¿Una curiosidad? En su nomenclatura, la cifra 300 hace referencia a su cilindrada, de 3,0 litros, mientras que las letras SL corresponden a Sport Leich que, traducido al castellano, significa deportivo ligero.
Porsche 959
Al igual que Porsche sucedió con el Ferrari F40, el póster del Porsche 959 adornó la habitación de la mayoría de adolescentes de finales de los 80 y, hoy, es uno de los grandes mitos del fabricante alemán. A España, tan solo llegaron 12 de las 37 unidades fabricadas… y una de ellas está en manos de la Casa Real.
Estaba impulsado por un motor bóxer de gasolina, de 2,8 litros, seis cilindros y dos turbocompresores, con 450 CV, aunque, de forma opcional, Porsche permitía instalar un kit que incrementaba esa potencia hasta los 515 CV. De este modo, podía acelerar de 0 a 100 km/h en 3,4 segundos y alcanzar los 339 km/h.
Además, incorporaba tecnologías propias de los coche de rallies del Grupo B, como un sistema de tracción total, con varios modos de funcionamiento: lluvia, nieve y diferencial bloqueado.
Porsche Carrera GT
Muchos aficionados a la marca consideran al Carrera GT, como el mejor Porsche en lo que va de Siglo XXI... y razón no les falta.
Curiosamente, este modelo aparecido en 2004, nació por casualidad, cuando Porsche presentó un concept car en el salón de París del año 2000, dotado de un motor V10, que la marca alemana había comenzado a desarrollar, años antes, como una mecánica para participar en Le Mans...
Finalmente el concept car generó tanta expectación que, tres años después, nació el Porsche Carrera GT. Un vehículo dotado de un chasis de carbono fabricado artesanalmente, impulsado por un motor V10, con 5,7 litros de cilindrada, que desarrollaba 612 CV de potencia, a 8.000 rpm.
¿Las prestaciones? El Porsche Carrera GT aceleraba de 0 a 100 km/h en 3,9 segundos, de 0 a 200 km/h en 9,9 segundos y alcanzaba 330 km/h de velocidad máxima.
Sin embargo, este Porsche no era tan solo un motor, ya que incorporaba soluciones como unos discos de freno carbocerámicos y un extractor de aire en los bajos para optimizar la aerodinámica del coche. En definitiva, un coche que podría competir en las 24 Horas de Le Mans, pero matriculable.