Si todavía alguien se pregunta por qué tienen tanto éxito los Dacia en España, debería probar el Jogger y descubrir todo lo que ofrece en el apartado práctico por tan poco dinero. Si encima se elige la versión bifuel ECO-G, se obtienen la etiqueta Eco y una destacada autonomía, además de un ahorro sobresaliente en cada desplazamiento.
¿Por qué? Porque el GLP cuesta 1 euro el litro, e incluso en algunas estaciones de servicio está por debajo de esa cifra. A todo esto hay que añadir siete plazas con un buen espacio y, en el caso de utilizar cinco, un gran maletero de 506 litros en el que caben varias maletas grandes. Veamos otros puntos fuertes y también los débiles de este crossover.
El Dacia Jogger ECO-G 7 plazas 2023, en cinco puntos clave:
Galería: Prueba Dacia Jogger ECO-G Extreme Go 7 plazas
Diseño
El aspecto campero del Jogger, junto con el nuevo frontal corporativo, las llantas de aleación negras Mahalia de 16 pulgadas, los cristales tintados, las cubiertas de los retrovisores en negro y las barras portaequipajes que se convierten en una baca, generan una estética bastante atractiva y muy cuidada para ser un coche barato que, por cierto, mide 4,54 m de largo.
Los faros de cruce son de LED (halógenos para las de largo alcance) y la antena tiene forma de aleta de tiburón. Además, la altura libre al suelo llega a los 20 centímetros, con lo cual podemos adentrarnos en pistas sencillas sin temor a dañar los bajos. Como sucede en todos los Dacia, el sonido al cerrar las puertas no resulta especialmente atractivo.
Interior
El aspecto sencillo del habitáculo y los plásticos duros no impide obtener una imagen suficientemente moderna, principalmente por la pantalla táctil de 8,0 pulgadas que incluye el navegador de serie en este acabado Extreme Go. Eso sí, cuando sufre la incidencia de la luz del sol, el monitor no se ve con nitidez.
Por su parte, la instrumentación es analógica y, debido a la posición algo baja del volante, una persona alta no la ve al completo, sino que el aro tapa la parte superior del velocímetro y el cuentarrevoluciones. Hablando del volante, cuenta con un mando satélite algo desfasado (de los Renault de dos generaciones atrás) para controlar el equipo de sonido.
Curiosamente, entre la posición 2 y 3 del volumen de dicho equipo hay mucha diferencia de sonido, por lo que toca modificarlo con bastante asiduidad. En general, los asientos ofrecen un mullido algo blando, tienen una banqueta poco inclinada (se apoyan poco los muslos en ella) y la regulación de los respaldos delanteros se realiza por puntos y no a través de una rueda.
Los asientos de la segunda fila ofrecen la misma anchura, están situados en una posición elevada y tienen un espacio suficiente para adultos de talla media. Los dos laterales cuentan con anclajes Isofix y no hay salidas de aire.
En cuanto a la sexta y a la séptima plaza, no son sólo para niños, sino que también pueden viajar adultos de estatura media en ellos siempre que no sea un largo recorrido, ya que su posición es algo baja y no se está sentado de forma muy natural.
Por supuesto, estos dos últimos asientos se pueden quitar sin mucha dificultad y las ventanillas tienen apertura de tipo compás. Con todas las plazas ocupadas, hay 160 litros para el equipaje.
Mecánica
El motor bifuel ECO-G, que se alimenta indistintamente de gasolina y GLP, cubica 1,0 litros, entrega 100 CV y se asocia a una cambio manual de seis marchas con desarrollos cerrados, una solución clave para mover el conjunto con más brío del esperado, incluso con varios ocupantes dentro, y no tener que reducir de marcha constantemente.
Las prestaciones son discretas (175 km/h de punta y 13,0 segundos en el 0 a 100), pero la mecánica puede aguantar sin muchos problemas velocidades de crucero siempre que no se presenten fuertes repechos. Hay disponible un programa Eco, que limita algo la fuerza, a cambio de reducir el gasto de carburante.
El consumo de gasolina se situó en el entorno de los 6,5/7,0 litros, mientras que, con GLP, la cifra ascendió a 9,5, sin utilizar ese modo Eco. Los depósitos independientes ascienden a 50 y 22,6 litros, respectivamente, con lo que obtuvimos una autonomía real de 1.007 kilómetros.
En marcha
Sustentado sobre la plataforma CMF-B abaratada, la misma que la del Sandero y también muy parecida a la de los Renault Clio y Captur o a la del Nissan Juke, el Jogger presenta un tacto cómodo y un aplomo suficiente para salir de la ciudad. Las curvas no son su punto fuerte, pero el coche, que oscila palpablemente, se controla bien en ellas.
En ciertos aspectos me recuerda a los Renault de comienzos de siglo, con un recorrido largo del pedal del embrague, el tacto artificial y muy asistido de la dirección o el manejo de la palanca de cambios. La frenada no es su punto fuerte, ya que los tambores traseros obligan a hundir más de lo normal el pedal para obtener la fuerza de detención deseada.
El interior está algo peor aislado del sonido del viento que en modelos generalistas más caros, pero salvo que sea un día ventoso, tampoco supone una clara merma en el confort de marcha. A cambio, me ha gustado el detalle de introducir una corta melodía de bienvenida al introducirnos en el coche después de abrirlo.
Equipamiento y precio
El acabado Extreme Go de Dacia suma de serie, además de lo citado anteriormente, climatizador automático, llamada de emergencia, freno de estacionamiento electrónico, sensores de alumbrado y lluvia, control de presión de los neumáticos, mesitas tipo avión, sensores de aparcamiento delanteros y traseros, cámara de visión posterior...
Otras noticias de Dacia
Todo esto, por tan sólo 22.400 euros. Como decimos en el vídeo que puedes ver a continuación y que no debes perderte, el Jogger es un coche honesto al 100% que promete lo que da. Como solución familiar de movilidad, seguro que comenzamos a verlo asiduamente por las calles.
Dacia Jogger ECO-G Extreme Go 7 plazas