Está claro que el principal argumento para adquirir un coche diésel es el consumo, sobre todo para aquellos conductores que recorren decenas de miles de kilómetros al año.

Por otro lado, este tipo de motores también suelen ofrecer un par motor superior al de las mecánicas de gasolina equivalentes, algo que resulta útil cuando se trata de desplazar coches muy pesados, como pueden ser los grandes TT.

Sin embargo, combinados con un avanzado sistema de tracción total y las rapidísmas transmisiones automáticas actuales, los coches con motor turbodiésel pueden ofrecen prestaciones propias de un deportivo. Un buen ejemplo son los cinco modelos de esta lista en los que, por cierto, hay tres BMW.

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