Ya hemos tenido la oportunidad de probar, al menos en dos ocasiones, el primer modelo eléctrico del fabricante de Hiroshima, el Mazda MX-30, y nos sigue pareciendo un vehículo muy curioso, de interesante diseño y, sobre todo, quizá más racional que otros coches eléctricos de su tipo.

¿Por qué? Pues, entre otras cosas, por el concepto que ha defendido Mazda desde la presentación de este SUV compacto de cero emisiones, que hace alusión a que su MX-30 es "un coche con batería y no una batería con ruedas".

Galería: Mazda MX-30 2020, toma de contacto

Esto se refiere a que su batería tiene una capacidad modesta, de 35,5 kWh, pero suficiente para ofrecer una autonomía WLTP de 200 kilómetros y satisfacer así las necesidades de gran parte de los conductores europeos, que de media recorren apenas 50 kilómetros diarios.

Diseño KODO y materiales naturales y/o reciclados

Más allá del diseño KODO de la marca y esa filosofía "menos es más", que nos permite identificar rápidamente a los diferentes modelos Mazda, el MX-30 se distingue por ciertos rasgos propios, como las puertas traseras de apertura inversa, que la marca llama 'freestyle' y que solo se pueden abrir cuando las delanteras están abiertas, o por la línea de techo descendente, que cae hacia la zaga.

Mazda MX-30 2020 primera prueba
Mazda MX-30 2020, toma de contacto
Mazda MX-30 2020 primera prueba

Estas puertas 'freestyle', que recuerdan a las del RX-8, facilitan el acceso a las plazas traseras, evitan que las puertas posteriores se abran en marcha y, sobre todo, aportan una gran amplitud al habitáculo y facilitan que desde fuera podamos ver el interior desde una perspectiva nada común.

Y hablando del habitáculo, resulta muy interesante destacar el uso de materiales sostenibles o reciclados, como es el caso de tapicerías veganas, que no utilizan piel animal, o componentes fabricados a partir de plásticos PET reciclados (tereftalato de polietileno, del que se utiliza en botellas de bebida), de agradable tacto.

Mazda MX-30 2020 primera prueba

Por encima del resto destaca el uso de corcho, en la consola central y también en la cara interior de los asideros de las puertas (para que, además, lo toques habitualmente, cada vez que cierres o abras la puerta), que aporta un toque de distinción y además ofrece un tacto muy característico. Se utiliza en zonas que esperaríamos que estuvieran recubiertas de goma, por ejemplo.

El MX-30 es, según Mazda, el primer coche de producción que utiliza corcho y, además, es todo un guiño al pasado de la marca, ya que el fabricante se dedicaba precisamente en sus inicios a la producción de este material, y de hecho nació como Toyo Cork Kogyo en 1920.