Vivimos en el siglo XXI y, en términos automovilísticos, eso significa que el 90% de los propulsores de gasolina existentes han reducido su cilindrada y número de cilindros, con el fin de rebajar el consumo y las emisiones contaminantes.

Y para compensar la pérdida de prestaciones que eso implica, los fabricantes han adaptado una tecnología que existe desde hace tiempo: el turbocompresor.

Sin embargo, hace unas décadas, ver la inscripción 'Turbo' en la trasera de un vehículo con motor de gasolina era sinónimo de altas prestaciones. Y, en muchos casos, el turbocompresor convirtió a modelos que hubieran pasado sin pena ni gloria, en leyendas del automóvil. Muchos de esos coches clásicos están presentes en esta lista.