Dejando a un lado la era dorada que vivió de la mano de Michael Schumacher, una de las épocas más gloriosas de la escudería italiana transcurrió durante la década de los 70, con la saga 312T, que disputó el Campeonato del Mundo entre los años 1975 y 1980.

Una nomenclatura que hacía referencia a los 3,0 litros de cilindrada, la arquitectura V12 del motor y la disposición transversal de la caja de cambios. Pues bien, si dispones de algo de efectivo, la casa de subastas Fiskens pone a la venta un Ferrari 312 T3 de 1978. ¿Quieres conocer su historia?

Un Ferrari 312 T3 de 1978, a la venta

Un Ferrari 312 T3 ganador de un GP en 1978

Ya te acabo de dar una pista. Esta unidad, dotada del número de chasis 032, ganó el Gran Premio de Estados Unidos de 1978, en Long Beach, con el piloto argentino Carlos Reutemann al volante. Además, también consiguió alzarse con la pole position en el Gran Premio de Mónaco de ese mismo año. Un palmarés que, sin duda, atraerá a un buen puñado de entusiastas de la marca. 

Recordemos que aquella temporada, la Scuderia Ferrari contaba con Gilles Villeneuve, además de con el propio Reutemann, para conseguir el subcampeonato en la categoría de constructores, solo por detrás del todopoderoso equipo Lotus.

Un Ferrari 312 T3 de 1978, a la venta

312T, pura historia de Ferrari

En términos técnicos, el monoplaza italiano extraía cerca de 515 CV del propulsor V12 atmosférico, tenía mejoras en la aerodinámica y el chasis y una puesta a punto modificada de la suspensión, para adaptarse a los neumáticos Michelin de la época.

Más allá de estos datos, durante su bagaje por el Mundial, el Ferrari 312T consiguió 27 victorias en 90 carreras, así como 61 podios, 19 goles y 25 vueltas rápidas. Además, se hizo con tres campeonatos de pilotos, dos para Niki Lauda y uno para Jody Scheckter, y cuatro títulos de constructores.

Ahora bien, si te va mal pasarte por la subasta o tu presupuesto no alcanza este nivel, siempre puedes echarle un vistazo al Ferrari 312 T4 de Gilles Villeneuve a escala 1:8 de Amalgam. Sin duda, todo un lujo en miniatura...

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